domingo, 25 de septiembre de 2011

Con olor a sándalo

Dulce, embriagante, exótico, sutil y tenaz.

Me extasía su olor hasta el centro del corazón, de tajo, en el instante en el que las entrañas del tronco son atravesadas por un hacha, que el aceite sale y dispersa su aroma alrededor.

Ese olor a sándalo me provoca abrir los brazos con libertad, bailar al ritmo de un tarareo o un simple chiflido, que sale de mi boca inspirado en la naturaleza y en la tierra que mis pies descalzos toca.

Mis cabellos se mueven al ritmo del viento y al rozar la piel de mi espalda siento un cosquilleo; ahora bailo con una sonrisa y mis pies brincan al ritmo.

La frecuencia cardiaca sube, el tarareo es más rápido, las saltos son más altos y mis brazos hasta aletean. El viento es el mismo y mis cabellos siguen su ritmo.

En un instante mis pies no tocan el suelo.

Vuelo en un hermoso bosque, y yo... yo soy un hada.

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